domingo, 23 de octubre de 2011

Pequeña certeza

Lo que intento decirte es que entiendo lo que es sentirse el ser más pequeño, insignificante y patético de la humanidad y lo que es sentir dolor en partes del cuerpo que ni siquiera sabías que tenías. Y da igual cuántas veces te cambies de peinado, o a cuántos gimnasios te apuntes, o cuántos vasos de Chardonnay te tomes con las amigas, porque sigues acostándote todas las noches repasando todos los detalles y preguntándote qué hiciste mal o qué pudiste malinterpretar. Y cómo puñetas en ese breve instante pudiste pensar que eras tan feliz. A veces incluso logras convencerte de que él verá la luz y se presentará en tu puerta. Y después de todo eso y aunque esa situación dure mucho tiempo, vas a un lugar nuevo y conoces a gente que te hace recuperar tu amor propio. Y vas recomponiendo tu alma pedazo a pedazo, y toda esa época difusa, esos años de tu vida que has malgastado, empiezan por fin a desvanecerse.



The Holiday.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Gaviota

Hay días en los que necesitas desesperadamente escapar. Desaparecer. Volar lejos, muy lejos. No mirar atrás y teletransportarte a otro lugar, donde sea.

Hay momentos en los que quisiera ser invisible y sentir en exclusividad la soledad. Añoro ese silencio arrollador, que en un primer momento puede impresionar, pero que cautiva. Quisiera sentir la inmensidad de todo y ruborizarme ante tanto vacío. Quisiera vagar sola, sin rumbo alguno, hacia ninguna parte. Anhelo profundamente esa sensación de libertad en mi mente.

Hay días, como el de hoy, en el que quisiera ser gaviota, exploradora del mundo y de la vida, filósofa metafísica, descubridora del por qué de las cosas. Quisiera verlo todo, conocerlo todo y llegar a donde jamás nadie ha llegado. Descubrir y descubrirme. Quisiera dejarme conducir por corrientes de aire que indiquen mi destino. Quisiera conocer mi esencia.

martes, 4 de octubre de 2011

El rayo que cayó dos veces en el mismo lugar

La vida está repleta de elecciones y ella eligió. Creyó hacerlo bien, que ese era el camino que debía seguir. Imaginando su vida, cómo sería su futuro, se confió. En ese momento cometió un error. No obstante, ella, creía feliz, vivía un día a día extraño, donde poco a poco afloraba otra persona, pero lo dejó pasar. Pronto abandonó sus sueños y sus convicciones, y se convirtió en marioneta del mundo. El tiempo pasaba y cada día quedaba menos de ella misma. Tropiezos y fallos, debía ser perfecto. Su vida se complicó, se complicó tanto que un día desapareció. Pero al darse cuenta se asustó, se había perdido. El camino de la autobúsqueda fue aún peor. La soledad fue su aliada, no sabía que hacer.

Pero cuando se recuperaba apareció él. Él atento y valeroso, fuerte y astuto, y volvió a perderse. Se perdió entre la magia que desprendía, entre esa falsa seguridad que le proporcionó. Paso mucho tiempo antes de que ese "él" se marchara. Apareció en su lugar, un hombre egoista y soberbio, violento a veces, y embaucador. Él prometió ser siempre el mismo y cuidarla por el resto de sus días. Mentiras, mentiras, mentiras. Y ella se ahogó. Se ahogó en sus falsas espectativas y en sus absurdos planes con él. Entonces tomó una decisión, quizás acertada esta vez. Se prometió que no volvería a pasarle, se autoconvenció de que nada valdría la pena. Y así, comenzó un nuevo camino, construyó nuevos cimientos para una vida mejor. Dijo basta y así fue. Sin embargo, ella jamás se recuperó. Su mente irracional por momentos la cegó. Cantidad de temeridades ocurrieron antes de poder seguir. Pero una mañana, no más distinta que cualquier otra, encontró motivos por los que vivir, motivos que desde ese día llenan su corazón y se han convertido en su aliciente.