viernes, 22 de junio de 2012

Dolor

Las lágrimas recorrieron mi cuerpo una vez, y otra, y otra... transpiradas desde bien profundo. Un dolor atacó mi pecho cortándome la respiración. Y mil palabras clavaron como cuchillos sus afiladas puntas en mi cabeza, en mis manos y en mi felicidad. Me duele. Apalean mis pensamientos y mis rodillas ya llenas de muescas. Y el dolor se sucede. Me siento cansada, agotada, atada de pies y manos. Regresar es volver a una cárcel de palabras sin sentido. Incongruencias. Y la ansiedad comprende. Maldita soledad. Estoy aquí sin estar, sin pertenecer a nadie. Y las manchas de rímmel tintan todo mi cuerpo, las puntas de mis dedos y mi barbilla. Y dentro de mí mis ojos cansados lo reflejan. Un pelo, dos pelos, tres pelos. Percibo como algo estruja mi corazón que gotea sangre por dentro. Y siento que disparan a mi cabeza desde todas direcciones. Pobre cerebro cansado de pensar. Y sufro y me duele. Estoy rota por dentro, mis costillas ya no se sostienen. Manchados de disconformidad permanecen mis manos y mis codos. Palabras de mierda, momentos repletos. Duele.





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